Necesario que sociedad conozca al menos cómo dirigirse a comunidad sorda: Aldo Arroyo
*La UdeC realiza un taller de Lengua de Señas Mexicana en los campus Manzanillo y Colima, en el que participarán alumnos, estudiantes, docentes y trabajadores de la institución.
Para fortalecer los procesos de inclusión, la Universidad de Colima está realizando el taller: “Lengua de Señas Mexicana”, a través del Centro Universitario para el Bienestar Integral (CUBI), con el que se brindará a los y las participantes los conocimientos básicos para comunicarse con personas sordas.
El taller se llevará a cabo en diez sesiones sabatinas. En el campus Manzanillo habrá dos grupos y un total de 50 participantes, quienes estarán bajo la guía de los instructores Carlos Francisco González Sánchez y Sunny Abril Zúñiga Núñez.
En cuanto al campus Colima, participan un total de 46 universitarios, en su mayoría estudiantes y profesores, así como algunos trabajadores de la institución, siendo Aldo Arroyo Figueroa, Francisco Mateo Contreras y Francisco Durarte Patiño, los encargados de enseñarles esta lengua.
Algunos de los temas que se abordarán durante el taller son: “Conceptualización y antecedentes históricos de la Lengua de señas Mexicana”, “Elementos de la Lengua de Señas Mexicana”, “Dactilología y nombres propios”, “Alfabeto y estructura base”, “Formas de saludos”, “Cómo hacer preguntas y locaciones”, “Días meses y los primeros 31 números” y el aspecto práctico de la interacción con personas sordas.
En entrevista, el instructor e intérprete de lengua de señas del Ayuntamiento de Manzanillo, Aldo Arroyo Figueroa destacó la importancia de abrir espacios para que los estudiantes y futuros profesionistas tengan contacto con los conceptos básicos de esta lengua; “es necesario que la sociedad en su conjunto sea consciente de la población sorda que, como cualquier otra, tiene sus derechos y necesidades”.
Con este taller, añadió, lo que espera es sembrar una semilla en los universitarios, especialmente en profesionistas como las y los médicos, enfermeras, psicólogos o abogados, en relación con las necesidades de la comunidad sorda, en un contexto en el que normalmente están limitados en su comunicación para temas tan básicos como el acceso a la salud o la justicia.
“Qué mejor -agregó- que estos profesionales se vayan sensibilizando con el lenguaje de señas, a fin de brindar un mejor servicio y calidad de vida que, como cualquier ser humano, también necesitan las personas sordas”.
Destacó que estos cambios de mentalidad no se pueden lograr con el esfuerzo de una sola persona o de grupos por separado, sino que requieren de la colaboración de la sociedad en su conjunto: “Es muy importante que la sociedad conozca por lo menos cómo dirigirse hacia ellos, los conceptos básicos y a qué instituciones acudir cuando se necesita una atención especializada”.
En cuanto a la inclusión de personas sordas en instituciones de educación superior, añadió, Colima presenta un importante rezago en relación con otros estados de la república, donde ya existen números representativos en las matrículas, así como egresados de nivel licenciatura y posgrado con esta discapacidad.
Comentó que es importante dejar claro a quienes participan en el taller, que la lengua de señas no es solamente una herramienta o apoyo para la comunicación con las personas sordas, sino que tiene la complejidad de cualquier idioma, como el francés o el inglés, por citar algunos: “Como cualquier otra lengua, se estudia, se perfecciona y se debe practicar de manera continua y permanente”.
Finalmente, Arroyo Figueroa hizo una invitación a quienes son funcionarios públicos, a quienes ofrecen un servicio y a la sociedad en general, a realizar un ejercicio de empatía para que se pongan en el lugar de las personas con alguna discapacidad y se acerquen a las herramientas que les pueden permitir una mejor comunicación con la comunidad sorda, en este caso particular.