El “buentrato” es trabajar desde la equidad y el bienestar: M. A. García
*“Empoderarme no significa que yo puedo más que tú, significa que puedo hacerme cargo de mí, de mi espacio personal y por lo tanto hacerme cargo de lo que me toca dentro del espacio relacional y social”, agregó María Antonieta en conferencia.
Como parte del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, este lunes María Antonieta García Ramos impartió la conferencia “El buentrato”, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima. Con este modelo, dijo, se busca fomentar el respeto y la comunicación asertiva mediante el diálogo y la construcción de relaciones desde el bienestar.
El concepto de “buentrato” fue desarrollado por Fina Sanz, psicóloga, pedagoga y terapeuta española reconocida por su enfoque en la salud emocional y las relaciones humanas. Es fundadora del Instituto de Terapia de Reencuentro, donde promueve el desarrollo personal y la mejora de las relaciones interpersonales.
El concepto de “buentrat” se centra en fomentar relaciones basadas en el respeto, la empatía y la comunicación efectiva. A diferencia del “maltrato”, el “buentrato” implica prácticas que promueven el bienestar mutuo y la salud emocional en las interacciones humanas. Este enfoque busca transformar patrones negativos en relaciones más saludables y constructivas, enfatizando la importancia de la educación emocional y la conciencia en las dinámicas personales y sociales.
María Antonieta García, profesora investigadora del Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual, dijo que desde este punto de vista, el no cumplir con el deber ser dentro de la sociedad desencadena violencia. “Cuando nosotros hablamos de violencia hablamos de un sistema donde el maltrato es parte de lo que nosotros aprendemos en lo cotidiano; está tan normalizado que siquiera nos damos cuenta”.
Sin embargo, comentó, es contradictorio que se busque erradicar la violencia con un lenguaje bélico, con un discurso donde la idea “es luchar contra la violencia desde cada una de las trincheras. Luchar para erradicar la violencia, ¿a qué les suena? Es el lenguaje bélico. Cuando usamos ese lenguaje seguimos perpetuando el poder de seguir violentando, porque la violencia es ejercer el poder sobre otra persona y entonces se violentan los derechos fundamentales del ser humano, el derecho a la libertad, la paz, la seguridad, el derecho a vivir en el bienestar”.
Este modelo propone reconocer que las diferencias existen, respetar los espacios, entender que el deber ser en la sociedad genera conflictos, que los roles de género tienen una carga importante, que el lenguaje para hombres y mujeres es distinto y sobre todo, que los cambios vienen desde el respeto, el amor y el bienestar.
Por ejemplo, dijo, “cuando una mujer entra en un lugar y es vista por otra mujer, la primera interpreta el acto como un ‘me barrió’ y el hombre puede interpretarlo como un gesto de amabilidad. Una mujer, por ejemplo, puede besar a otra mujer, pero si quiero abrazar y darle un beso a un hombre tiene que ser con cuidado, porque no vaya a pensar que eres una fácil”.
Los hombres -agregó-, “pueden abrazar y besar a una mujer, pero con cuidado, porque pueden creer que estás seduciéndola o acosándola; si el beso es entre hombres, puedes convertirte en homosexual. Las mujeres no podemos decir que tenemos deseo sexual porque nos convertimos en putas; entonces, vemos cómo desde las conductas, puede existir la descalificación”.
Este tipo de pensamientos -explicó- se deben a los roles de género y el deber ser que exige en la sociedad, “el cállate, no cruces las piernas, no te rías, no llores; si reflexionamos esto, de bebés no pasaba. Si lloramos, hacen algo para que pasemos de un estado de llanto a un estado de calma, pero conforme crecemos vamos aprendiendo estos roles de género, entonces comenzamos a reaccionar conforme vamos a prendiendo y ejerciendo el poder sobre el otro. Es aquí cuando surgen las inequidades y mucho malestar”.
Resaltó que los roles de género propician una relación víctima-victimario o las relaciones de poder. “Si bien es cierto que estamos en una sociedad patriarcal, donde el machismo es el que permea a todos los seres humanos, estas diferencias se pueden moldear. En un momento, dijo, “lo masculino está arriba y lo femenino está abajo, pero se puede voltear y convertirse en hembrismo, donde lo femenino está arriba y lo masculino está abajo, por lo tanto, tendremos el machismo y hembrismo, a esto se le llama sexismo”.
La diferencia con otros modelos, explicó María Antonieta, es que el “buentrato” pugna porque se trabaje desde la equidad, donde todas las personas estén en un mismo sistema trabajando para el bienestar. “La equidad es lo que lleva al empoderamiento, pero ojo, empoderarme no significa que yo puedo más que tú, significa que puedo hacerme cargo de mí, de mi espacio personal y por lo tanto hacerme cargo de lo que me toca dentro del espacio relacional y social; significa que sí puedo y tengo la capacidad de hacerlo”.
Es también muy importante, subrayó, cuestionar y flexibilizar los roles de género, los modos de relación, así como reconocer y aceptar las diferencias. “Para encontrarnos con las personas en el respeto, dialogamos sobre lo que no estamos de acuerdo, lo que nos lastima y nos incomoda y sobre las diferentes formar de cuidado mutuo”.
Estas diferencias, agregó, “abren el circulo de la violencia, nos lleva a una presión de origen social que tiene una repercusión en el espacio personal; entonces, yo lo hago y comienzo a perder el contacto conmigo misma, comienzo a no sentir y dejo de atenderme, y llega el momento donde el cuerpo dice: ‘para qué te elijo si yo no me atiendo y no valgo”; me dejo de atender y atiendo a los demás y comienza el circulo de la violencia”.
Es desde aquí -dijo- “donde vemos un mundo doloroso y lo mal que está el mundo, lo mal que nos portamos y lo mal que hacen todos. Y desde ahí queremos luchar en contra de esos males para erradicarlos. Sí, pero ese malestar nos puede llevar a perdernos. Los fenómenos naturales, las pandemias, nos pueden colocar en el dolor, pero éstas no están en nuestro poder; en cambio, hay otras que sí podemos cambiar”.
Por ello compartió una serie de elementos que se pueden poner en práctica: “Me detengo, respiro, me pregunto cómo estoy, que necesito y me muevo para atender lo que estoy necesitando. Identifico que estoy en dolor e identifico que puedo estar oscilando y puedo vivir sin lastimarme y sin lastimar a otras personas. Puedo comunicar a las personas que su forma de actuar me molesta, me enoja, y si la otra persona no quiere modificar, me quito y me retiro, porque ese trato no está para mí”.
También es importante -comentó para finalizar- “crear redes de apoyo, una familia afectiva y el buen trato colectivo, además de que, en las familias, en las escuelas y en las legislaciones se hable sobre una educación sexual no sexista, donde las políticas públicas sean equitativas, incluyentes y respetuosas de las diversidades y que el buentrato sea parte de ello. Si hablamos de educación sexual no sexista hablamos del autocuidado y del cuidado colectivo”.
La conferencia completa se puede consultar en https://www.facebook.com/udectelevision/videos/conferencia-buen-trato/930216851815642/?rdid=Cb4hPBs95BmWdmCb