Imponen nombre de Ernesto Rangel a sala de juntas de la Cuenca del Pacífico
*“Si algo me llevo de esta etapa, es la certeza de que la universidad sólo tiene sentido cuando se convierte en un espacio de encuentro: entre generaciones, entre ideas, entre quienes sueñan con un futuro mejor”, dijo el homenajeado.
Esta semana, en la Sala de juntas del Centro Universitario de Investigaciones y Estudios sobre la Cuenca del Pacífico (CUEICP-CEAPEC), el rector de la Universidad de Colima, Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño develó una placa que lleva inscrito el nombre de José Ernesto Rangel Delgado, quien a lo largo de su vida académica contribuyó no sólo a la formación de estudiantes y a la investigación sobre las economías de la Cuenca del Pacifico, sino también al trabajo administrativo.
Esta placa, dijo Ángel Licona Michel, director del CUEICP-CEAPEC, es una forma de reconocer la trayectoria académica y de gestión universitaria de Rangel Delgado, en la que ocupó cargos, como director de la Facultad de Economía, coordinador del Doctorado en Relaciones Transpacíficas, director del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones de la Cuenca del Pacífico, Centro de Estudios APEC y secretario técnico del Consorcio Mexicano de Centros de Estudios.
Impartió clases en las facultades de Economía y de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima, en la UNAM y la Universidad Autónoma de Baja California Sur. En el extranjero dio clases en la Universidad Hankook de Corea del Sur, la Universidad de Texas A&M, en EE. UU, y en la Universidad de Utsunomiya (Japón).
Su producción académica incluye más de 100 ponencias en congresos nacionales e internacionales. Es autor y coautor de 40 artículos de investigación, 15 libros y 32 capítulos de libros en temas de relaciones económicas e internacionales en la Cuenca del Pacifico, sobre todo en el ámbito de la formación de recursos humanos, economía de la educación, empleo, educación y migración laboral en Asia pacifico.
Esta placa, finalizó Licona, simboliza una historia compartida, un conjunto de esfuerzos, aprendizajes y sueños colectivos. Desde su ingreso a la UdeC, encaminó sus esfuerzos a la docencia, la investigación y la administración “y esta sala de juntas ha sido testigo de estos tres caminos que, aunque distintos, siempre se entrelazan”.
La primera, la docencia, le permitió mantener viva la curiosidad, mientras que la segunda le recordaba que “el conocimiento sólo cobra sentido cuando se comparte”. Por último, la administración le enseñó a tener el pulso firme en favor de la institución.
El recordatorio de todo lo que aún queda por descubrir
“Recibo este homenaje con profunda emoción y sincera gratitud. Ver mi nombre inscrito en una placa dentro de esta querida universidad, que ha sido mi casa intelectual y humana durante tantos años, no sólo me honra, sino que me llena de humildad y atención. Una placa es, en apariencia, un objeto pequeño, pero su significado resiente el material y las palabras grabadas en él”.
“Saber que en alguna medida pude contribuir a la formación de las nuevas generaciones es la mayor recompensa que puede tener un profesor. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de mis colegas, que me enseñaron el valor del trabajo en equipo y la discusión franca; sin mis estudiantes, que me recordaron que el conocimiento sólo tiene sentido cuando inspira; sin la confianza de las máximas autoridades y mis compañeros de tarea diaria, así como de mi familia, que supo acompañarme con paciencia y amor en tiempos en que la vocación exigía más horas de las que el día parecía tener”.
“Si algo me llevo de esta etapa, es la certeza de que la universidad sólo tiene sentido cuando se convierte en un espacio de encuentro: entre generaciones, entre ideas, entre quienes sueñan con un futuro mejor”, resaltó.
Agradeció que impusieran su nombre a la sala y deseó que las nuevas generaciones de docentes y alumnos continúen sus estudios con pasión y rigor, y “la tarea infinita de aprender, de enseñar y construir la universidad que deseamos y que mira al Pacífico”. “Esta placa quedará aquí como el testimonio de un camino recorrido, pero también como un recordatorio de todo lo que aún queda por descubrir. Será una huella de lo que creímos y construimos”.
En su turno, el rector de la UdeC, Christian Torres Ortiz Zermeño, dijo que, durante estos 85 años, la Universidad ha estado en constante maduración y que en el cierre de ciclos, como el de Ernesto Rangel Delgado, “me parece fundamental reconocer trayectorias de la gente que le ha aportado tanto a nuestra universidad. Tú serás un universitario distinguido, un universitario ejemplar toda la vida”.
Este reconocimiento, le dijo, “surge del espacio que ayudaste a formar y eso tiene más valor, porque es un llamado a voltear a ver el camino recorrido por el doctor José Ernesto Rangel Delgado”.
